No se
me ocurre una forma mejor para empezar este blog que usar la frase que hoy me
ha dedicado un querido amigo. Le comentaba mi esperanza de nuevos aires ante el
cambio de dirigente en una administración que nos toca de cerca y su respuesta
ha sido “Lorena, para que esto cambie, lo que hay que hacer ahora es empujar y
remar”. ¡Cuánta razón! No desesperar, no desanimarse y nunca dejar de remar
hacia adelante. El problema aparece cuando es la misma administración, esa que debería agradecer el trabajo de las
ONGs, ese que les evitamos hacer, la que rema no sólo en sentido contrario,
sino llenando nuestra barca de las piedras más pesadas.
Nunca
he comprendido por qué nuestra ‘guerra’ empieza con la administración en vez de
con las personas que dañan a los animales. Pero esto es así. La Asociación
denuncia hechos de maltrato a los animales y entonces empieza ‘la pelea’. ¿No
deberíamos estar en el mismo barco y luchar juntos para prevenir el abandono y
el maltrato y para aplicar la ley de forma seria contra el maltratador? Pero
parece ser que esto es sólo la teoría. La práctica es la siguiente: la Asociación denuncia hechos claros de maltrato a un animal. La administración
suele dar una primera respuesta cerca, muy cerca del plazo permitido según la Ley.
En esta primera respuesta no se suele informar de las faltas que han sido
sancionadas ni de la cuantía de la sanción y, en las ocasiones en las que sí se
informa, suelen estar muy por debajo de lo que marca la Ley. Continúa ‘la pelea’.
Escrito de respuesta, de nuevo respuesta de la administración, escrito de Queja
al Síndic de Greuges para que intervenga en entre la Asociación y la
administración,…. Y pasan los meses e incluso los años hasta que se aplica la
sanción correspondiente, si tenemos la suerte de que finalmente sea así. Esto
sin contar que en muchos casos, durante estos plazos, el animal sigue sufriendo
los malos tratos que se denunciaron meses atrás.
¿Tan
complicado es comprobar los hechos y sancionar según marca la Ley? Sin descuentos, sin contar las
diferentes faltas como agravantes sino como lo que son, faltas individuales y
especificadas en la Ley como tales, sin valorar que el daño a varios animales
es un agravante y no daños individuales como individuos que son.
He
llegado a la conclusión, tras muchos años, de que no es algo personal de los dirigentes de la administración, sea del color que sea, contra esta Asociación, sino viejas
inercias de trabajo que cuesta mucho cambiar.
Los dirigentes de nuestra administración necesitan un baño de realidad, esta que nos
toca a nosotros muy de cerca. Me gustaría invitarles a acompañarme a una, dos o
tres denuncias de rescate de un animal maltratado. Esos nervios, ese olor del
lugar donde vive, esa mirada del animal y ese daño en vivo les daría una perspectiva
mucho más realista de la situación, y quizás así valorarían en primer lugar la
necesidad urgente de ayudar al animal maltratado y dejarían de valorar estas denuncias
como artículos de la ordenanza y cuantías a la baja para la sanción al
maltratador.